La primera está basada en el jazz de los años 40-50 (Dexter Gordon, Ben Webster, etc) con un sonido de jazz be-bop lento (saxofón, piano, contrabajo, batería) muy ligado al blues pesado y melancólico, que acompaña al protagonista y sus pensamientos durante todo el relato.

La segunda corriente tiene como referencia las bandas sonoras de las películas de Steven Spielberg, John Carpenter (entre otros) de los años 80, en las que se usaban sintetizadores y efectos de sonido en las escenas de suspense que le daban un aire espeluznante pero desenfadado a la vez. Para esta banda sonora se ha contado con la colaboración del saxofonista alicantino Jaisiel Lamagniere.